Qué es un riesgo
Riesgo = Peligrosidad x Vulnerabilidad
La peligrosidad es conocida en inglés como “hazard” y en francés como “aléa”, hace referencia a la probabilidad de que un determinado fenómeno natural, de una cierta extensión, intensidad y duración, con consecuencias negativas, se produzca.
El análisis de periodos de retorno o la representación de mapas de frecuencia es objeto de esta primera parte.
La vulnerabilidad hace referencia al impacto del fenómeno sobre la sociedad, y es precisamente el incremento de la vulnerabilidad el que ha llevado a un mayor aumento de los riesgos naturales.
La vulnerabilidad abarca desde el uso del territorio hasta la estructura de los edificios y construcciones, y depende fuertemente de la respuesta de la población frente al riesgo.
Consecuencias
Los daños producidos por los riesgos naturales pueden ser:
Directos (personas, bienes, agricultura y ganadería, infraestructuras, patrimonio cultural,…)
Indirectos (interrupción de obras y de sistemas de producción, disminución del turismo,…).
Los mapas de riesgo se elaboran estableciendo unos criterios numéricos para estimar objetivamente la vulnerabilidad y la peligrosidad.
Descripción de los riesgos, tipologia
Clasificación de los Riesgos
Los riesgos naturales se pueden clasificar de la siguiente manera:
Meteorológicos/climáticos
Geofísicos
Biológicos
Antropogénicos
Mixtos
Una gran parte de los riesgos naturales están fuertemente vinculados a las condiciones atmosféricas.
Riesgos en que la peligrosidad está exclusivamente vinculada a las condiciones meteorológicas o climáticas:
Temporales de viento
Olas de aire frío o de calor
Tornados y huracanes
Granizo
Nevadas extraordinarias
Tempestades eléctricas.
En un segundo lugar se hallarían aquellos en que intervienen otros factores, ya sean naturales o antrópicos:
Aludes (geología-meteorología)
Inundaciones (meteorología-hidrología)
Deslizamientos de ladera vinculados, en algunos casos, a la lluvia (meteorología-geología).
Grandes incendios forestales
Sequías.
Finalmente cabe hablar de aquellos riesgos naturales de origen no atmosférico pero que producen un impacto importante en la atmósfera:
Erupciones volcánicas
Las situaciones de fuerte contaminación atmosférica (no natural),…, éstas se hallarían en la frontera entre riesgos tecnológicos y naturales.
Entre los riesgos de origen geofísico cabe destacar:
Terremotos
Volcanes
Subsidencias
Deslizamientos de terreno
Caída de piedras
Aludes
Los relacionados con problemas costeros, esencialmente hundimiento de la costa y erosión
Algunos de éstos se hallan relacionados con desencadenantes de origen meteorológico o antropogénico.
Finalmente, entre los riesgos de origen biológico merece destacarse:
Plagas
Pestes
Epidemias
Gestión de los riesgos naturales - metodología y procedimientos de análisis de los riesgos
Dentro de la cadena de actuaciones frente a los riesgos naturales deben conocerse, de forma genérica, las medidas de prevención, tanto estructurales como no estructurales, el papel de la predicción a corto, medio y largo plazo; los agentes implicados en los sistemas de alerta; la necesaria educación del comportamiento frente al riesgo así como algunos aspectos relativos a la legislación y sistemas de seguros en relación con los riesgos naturales.
Cadena de actuaciones
Prevención y Predicción
La prevención contempla todas las medidas realizadas con anticipación a fin de paliar, disminuir o evitar los daños producidos como consecuencia del desencadenamiento del riesgo en cuestión. Se trata de medidas realizadas a largo plazo en función de los riesgos dominantes y que en general contemplan la adecuada gestión del territorio en función del mapa de riesgos así como actuaciones de carácter estructural (obras de ingeniería, mejoras arquitectónicas, etc.), o no-estructural (legislación y normativas sobre los usos del suelo en zonas de riesgo, etc.).
Usualmente, ante el peligro de inundaciones, la sociedad ha respondido de tres maneras. Las sociedades primitivas y pre-industriales, optaban por vivir, en general, en armonía con el territorio, respetando las zonas más inundables y huyendo rápidamente hacia puntos más altos cuando las campanas, por ejemplo, daban el toque de inundación. A esto se añadían medidas de carácter mágico o espiritual como el rezo a los dioses, o, ya más adelante, oraciones y rogativas. Las medidas estructurales eran mínimas y muy locales. Con el crecimiento de la población y la revolución pre-industrial, que en nuestro caso llevó las fábricas al lado de los ríos, se comenzaron a tomar medidas estructurales, en las cuales influyó mucho el ejemplo de actuación sobre el Mississipi iniciado por los norteamericanos.
La solución mediante medidas estructurales ha dominado hasta nuestros días, empujada en gran parte por una sociedad que pide, para este tema, el riesgo cero, aunque sin modificar sus hábitos y consciente de la gran especulación sobre el terreno.
En los últimos años se ha iniciado una línea que apunta a la aceptación de la convivencia con el riesgo a través de un equilibrio entre las medidas estructurales y las no estructurales, más respetuosas con el medio.
La predicción se refiere a la anticipación del fenómeno con una mayor o menor antelación, la cual dependerá del tipo de fenómeno, ya que en algunos casos ésta tan solo se puede realizar con pocas horas de antelación y difícilmente se puede determinar el lugar de afectación (caso de una riada súbita, por ejemplo) Hay fenómenos para los que ni tan sólo es posible realizar una predicción (terremotos). Para otros, lo único que se puede anticipar es si las condiciones ambientales van a ser favorables para su potencial desencadenamiento en aquellos lugares en que exista un cierto riesgo (aludes, deslizamientos).
La predicción se encuentra limitada, no solamente por el conocimiento de los factores que intervienen en la manifestación del propio riesgo sino también por las limitaciones que afectan a las propias técnicas de predicción, siendo necesaria en todos los casos una mejora continuada dónde se integren las últimas tecnologías.
En conclusión: La prevención se refiere a una planificación para un futuro no necesariamente inmediato, dentro de los términos de sostenibilidad, generando medidas que han de tener una duración prolongada bastantes años, es decir, con un cierto carácter estático en contraposición a la predicción, más dinámica y que genera información y resultados en permanente actualización.
Intervención inmediata
La actuación inmediata se refiere a la gestión del riesgo una vez desencadenado (tareas de seguimiento del fenómeno, de salvamento, evacuación, coordinación de los cuerpos implicados como pueden ser bomberos o servicios de Protección Civil, etc.).
Esta tarea está desarrollada normalmente por un único organismo rector o bien por los organismos regionales o municipales más vinculados a las zonas afectadas, o bien por la combinación de las dos posibilidades.
Prevención, predicción y gestión inmediata no son aspectos desvinculados entre sí. Una buena gestión requiere una buena predicción, poniendo en juego medidas desarrolladas en la parte de prevención, como puede ser el caso de algunas medidas estructurales o de la ocupación racional del territorio en relación con el riesgo, factor que influirá sobre las tareas de salvamento. Como consecuencia de esta vinculación, en algunas circunstancias se considera la prevención, predicción y los sistemas de actuación y alerta, tal como se han definido previamente, formando parte de una única denominación. En tal caso toda la cadena de actuaciones queda agrupada bajo el nombre de “prevención” porque al fin y al cabo de lo que se trata es de disminuir los posibles daños provocados por la materialización del riesgo natural en cuestión.
Diagnosis post-mortem
Es el estudio de los episodios una vez han sucedido, a fin de mejorar el conocimiento de los factores implicados. En general se realiza en el ámbito de la investigación de centros especializados o universitarios. Sin embargo, podríamos incluir aquí los estudios de retorno de experiencia, en los que suelen implicarse tanto técnicos como científicos, y cuyo objetivo es analizar la gestión integral de un desastre ya acaecido, desde cómo funcionaron los sistemas de previsión y alerta hasta la evaluación de los daños producidos. El objetivo es mejorar las actuaciones futuras aprendiendo de las experiencias positivas y negativas, actuaciones que en un momento dado pueden conducir a nuevas legislaciones.
Educación del comportamiento ante el riesgo
Todos estos pasos, implican diferentes actores, pero hoy en día se considera que es la sociedad en conjunto y los individuos que la componen, los principales interlocutores ante el riesgo. Esto implica una necesaria concienciación y educación de la población, cada vez más alejada del conocimiento del territorio dónde se establece y, por el contrario, más exigente con la minimización de estos riesgos.
Esta educación ante el riesgo está siendo objeto de una especial preocupación por parte de la comunidad internacional y, en particular, de la comunidad europea.
Importancia de los riesgos naturales
La comunidad internacional reconoce la necesidad de mejorar: la comprensión de los procesos físicos vinculados con los diversos riesgos naturales; el análisis de su impacto sobre las construcciones y su vulnerabilidad; la definición de medidas de protección óptimas que incluyen los sistemas rápidos de alerta; la armonización de la cartografía de riesgos; la estima de la intensidad de los fenómenos, de los umbrales de alerta y de los periodos de retorno; la insuficiencia de las herramientas necesarias para poder evaluar íntegramente el riesgo y establecer los procedimientos para su reducción y la necesaria implicación de todos los actores sociales en la mitigación del riesgo
Crecimiento de los daños producidos por los riesgos naturales
A nivel europeo, se constata un crecimiento significativo de los daños producidos por los fenómenos naturales en las últimas décadas, atribuido sin probada justificación al cambio climático. Hay otras razones que se tienen que tener en cuenta: el aumento del nivel de vida la concentración de la población infraestructuras y bienes en lugares privilegiados desde un punto de vista económico o lúdico, pero con existencia de riesgo de inundación crecimiento de la movilidad por carretera o tren desarraigamiento por parte de la población de las características naturales de los lugares donde habitan o se instalan y de sus riesgos falta de concienciación y educación ante el riesgo de inundaciones con las consecuentes actuaciones incorrectas o imprudentes.
Así pues, un desarrollo eficaz de la prevención y de las estrategias de atenuación exige conocer las verdaderas razones de este aumento del riesgo.
Riesgos naturales
¿Qué quiere decir "Riesgo natural"?
La expresión “riesgo natural” se utiliza en contraposición a riesgo tecnológico, pero no implica que el riesgo sea consecuencia de un fenómeno exclusivamente natural o que el hombre no tenga nada que ver.
Es la probabilidad de que suceda un evento, impacto o consecuencia adversos. Se entiende también como la medida de la posibilidad y magnitud de los impactos adversos, siendo la consecuencia del peligro, y está en relación con la frecuencia con que se presente el evento.
La espectacularidad de los avances científicos y tecnológicos de los últimos años puede dar la impresión de que se ha conseguido un dominio sobre la naturaleza casi total. Se modifican los genes, se explora el espacio exterior y se explotan los ecosistemas más remotos del mundo. Pero cuando sucede un terremoto, un volcán entra en erupción o una gran inundación arrasa una zona, se hace patente la grandeza de las fuerzas de la naturaleza que, en pocos minutos, pueden liberar energías destructoras de enorme magnitud.
En los últimos 20 años los desastres naturales han matado a 3 millones de personas en el mundo, causando daños a alrededor de otros 800 millones. Las pérdidas económicas causadas por inundaciones, sequías, terremotos, volcanes, incendios forestales, etc. son enormes.
El número de desastres naturales no ha aumentado en los últimos años pero al ir creciendo la población, el número de personas a los que afectan está siendo mayor cada vez. Por otra parte el traslado de muchos habitantes a las ciudades hace que cuando se produce cualquier incidente en la proximidad de una gran ciudad las consecuencias sean dramáticas. Un solo terremoto con epicentro en la ciudad china de Tangshan mató a más de 250 000 personas en 1977.
Riesgos naturales en México
Riesgos hidrometereológicos
Dentro de los riesgos hidrometeorológicos se incluyen aquellos relacionados con el agua y el clima, siendo de los más importantes por el número de víctimas y daños que ocasionan los relacionados con huracanes, inundaciones, tormentas de granizo y tormentas eléctricas. Las inundaciones producen pérdidas anuales recurrentes, elevadas por la adición de gran número de eventos de magnitud moderada, mientras que los huracanes generan grandes pérdidas en eventos de gran magnitud y de baja frecuencia. Las tormentas de granizo, así como las tormentas eléctricas, también ocasionan daños que, a pesar de contar con una probabilidad de ocurrencia baja, en algunos casos llegan a ser extremadamente cuantiosos.
Riesgos antrópicos:
Existen una serie de riesgos generados por la acción de las personas. Son los llamados riesgos antrópicos. Pueden ser sucesos accidentales o provocados, y en muchas ocasiones están ligados a actividades de recreo y ocio.
Grandes concentraciones
Cuando un gran número de personas coinciden en el mismo lugar por una determinada causa, como puede ser una romería o un espectáculo deportivo, se pueden producir situaciones de riesgo. Para evitarlas es necesario poner en marcha medidas de prevención y Autoprotección, así como planificar los adecuados procedimientos de intervención que hagan posible una actuación rápida y coordinada de los distintos servicios de emergencias.
En la mayor parte de los casos está previamente establecido el lugar, duración y características de la concentración, pero en otros se pueden producir de forma espontánea.
Las concentraciones pueden situarse en:
Locales de pública concurrencia. Se trata de establecimientos o recintos acondicionados para recibir al público y en los que pueden reunirse un gran número de personas (discotecas, cines, teatros, estadios deportivos, etc.)
Espacios abiertos. Son lugares que no disponen de instalaciones y servicios, y que por lo tanto precisan ser acondicionados para poder acoger a un gran número de personas (espacios naturales, calles, parques públicos, etc.).
Dicho de otra manera:
Cuando un gran número de personas coinciden en el mismo lugar por una determinada causa, como puede ser una romería o un espectáculo deportivo, se pueden producir situaciones de riesgo. Para evitarlas es necesario poner en marcha medidas de prevención y Autoprotección, así como planificar los adecuados procedimientos de intervención que hagan posible una actuación rápida y coordinada de los distintos servicios de emergencias.
En la mayor parte de los casos está previamente establecido el lugar, duración y características de la concentración, pero en otros se pueden producir de forma espontánea.
Las concentraciones pueden situarse en:
Locales de pública concurrencia. Se trata de establecimientos o recintos acondicionados para recibir al público y en los que pueden reunirse un gran número de personas (discotecas, cines, teatros, estadios deportivos, etc.)
Espacios abiertos. Son lugares que no disponen de instalaciones y servicios, y que por lo tanto precisan ser acondicionados para poder acoger a un gran número de personas (espacios naturales, calles, parques públicos, etc.).
En algunas partes del mundo son frecuentes los acontecimientos que conllevan la participación de un gran número de personas, entre otros podemos señalar:
Romerías, entre las más multitudinarias podemos citar:
Peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe.
Espectáculos: Partidos de Fútbol y otros espectáculos deportivos.
Conciertos.
Celebraciones: Carnavales.
Ferias.
Manifestaciones, con diferentes características y motivaciones.
Grandes superficies: Centros Comerciales.
Parques temáticos.
Para evitar o mitigar las graves consecuencias que se pueden producir en situaciones de emergencia que afecten a grandes concentraciones existen una serie de medidas que se pueden dividir en tres grandes grupos:
Prevenir posibles riesgos, estableciendo medidas y recomendaciones a la población para un buen desarrollo en los desplazamientos y concentraciones.
Atender las necesidades, que en distintos ámbitos se pueden generar (sanitario, salvamento, tráfico) estableciendo unidades especiales en zonas que carecen de una infraestructura y servicios permanentes.
Responder con rapidez ante potenciales situaciones de emergencia, desarrollando una adecuada planificación previa.
Cuando se conoce con antelación la generación de una aglomeración de personas como es el caso de eventos deportivos, espectáculos, manifestaciones anunciadas, etc. se establece un dispositivo de prevención e intervención dirigido a garantizar el buen desarrollo de dichos eventos y facilitar una rápida respuesta en emergencias.
Dispositivos especiales para grandes concentraciones
Estás dirigidos a:
PREVENIR riesgos, estableciendo medidas y dando recomendaciones a la población.
ATENDER las necesidades de los que hacen el camino.
RESPONDER ante posibles situaciones de emergencia.
Los riesgos potenciales que hay que tener presentes son:
INCENDIOS, por hogueras, cohetes o combustibles.
ACCIDENTES, por caballos, vehículos de tracción animal y vehículos a motor.
BROTES EPIDEMICOS, por alimentos y aguas en mal estado.
INCIDENTES EN LA SALUD por condiciones del camino: respiratorias, traumatológicas, cardiocirculatorias, alergias, etc.
Incendios
Los incendios constituyen un riesgo frecuente, que afecta a distintos ámbitos y actividades y que pueden llegar a tener graves consecuencias para la vida de las personas, los bienes y el medioambiente.
El fuego se puede definir como una combustión u oxidación rápida que produce emisión de calor y que se acompaña de llamas, humos y gases. Los fuegos pueden tener usos útiles y provechosos (calentar, cocinar, iluminar) pero cuando los fuegos se producen por causas no deseadas y provocan daños, se aplica la denominación de incendios.
Se pueden establecer los siguientes tipos de incendios:
Incendios urbanos cuando se producen en viviendas, oficinas, escuelas, en general dentro del casco urbano.
Incendios industriales, cuando afectan a edificios o instalaciones industriales. Fundamentalmente se encuentran en polígonos industriales situados en la periferia o exteriores de la ciudad (plantas, fábricas, almacenes...).
Para que se produzca un fuego es preciso que coincidan cuatro elementos, combustible, calor, oxigeno y reacción en cadena. Es lo que denominamos el tetraedro del fuego: